Siempre resulta muy emotivo despedir a compañeros que llevan una vida trabajando en la gran casa que es la Universidad de Salamanca. Hace pocos días tuvo lugar un homenaje a medio centenar de profesores que han alcanzado la edad de jubilación este año. No estuvieron todos, pero la muestra era suficientemente representativa del talento que aglutina esta Universidad.
Además, a todos ellos debemos reconocerles el esfuerzo y la dedicación que han demostrado en todos estos años de trabajo, en la mayoría de los casos, toda una vida, pues muchos se formaron como estudiantes en la institución académica salmantina y continuaron con una carrera académica que culmina este año. En la pasada ceremonia en el Paraninfo de las Escuelas Mayores hubo muchas caras conocidas. ¡Cuesta creer que algunos de los presentes estén en edad de jubilación! Entre ellos cuento con antiguos compañeros, amigos y muchos ejemplos a seguir en la carrera docente e investigadora, incluso en el ámbito de la gestión, una tarea de suma importancia para que la Universidad siga cumpliendo años.
Tenemos que cuidar a nuestros profesores, la experiencia de décadas de trabajo tiene que aprovecharse siempre que los interesados estén de acuerdo. Debemos potenciar la figura del profesor emérito, de manera que estos docentes puedan seguir vinculados a grupos de investigación. Y tener muy en cuenta la trayectoria docente de excelencia para la concesión del grado de emérito, que debe ser un reconocimiento de verdad. Hay que dar paso a las nuevas generaciones, por supuesto, pero sin menospreciar a aquellos que nos antecedieron.
¡Feliz nueva etapa compañeros!