Las facultades de Ciencias y Ciencias Químicas de la Universidad de Salamanca, y todos los que formamos parte de ellas, celebramos en estos días la fiesta de nuestro patrón, San Alberto Magno. San Alberto Magno fue un hombre de ciencia, vinculado a la Ciencia Química, aunque este aspecto de su vida es menos conocido. Para adentrarnos en su figura resulta muy útil un estudio del profesor de la Universidad de Sevilla Manuel Castillo Marcos, de Historia de la Ciencia, en el que hace un recorrido por su faceta como químico.

Este año, de nuevo, alumnos, profesores y personal de administración y servicios del ámbito de las Ciencias hemos disfrutado de esta fecha especial, que esta ocasión lo ha sido aún más, si cabe, por el valor académico y la calidad humana de los homenajeados en la celebración organizada por los responsables de las dos facultades de la Universidad de Salamanca, Antonio Miguel Martínez Graña y María del Mar Canedo. ¡Enhorabuena!
La fiesta de San Alberto siempre ha tenido un significado muy especial para mí, marcando distintas etapas de mi vida académica y profesional. Recuerdo con gran nostalgia mi paso por la Diplomatura en Informática en la Universidad de Salamanca, siendo parte de la primera promoción del siglo pasado. Aquellos días como estudiante estuvieron llenos de momentos inolvidables, compartidos con amigos y profesores, creando recuerdos que aún perduran.

A lo largo de los años, mi rol en estas celebraciones ha evolucionado significativamente. De ser un estudiante sin mucho interés en lo que hacía, terminé, sin embargo, enamorado de mis estudios y me convertí en profesor casi sin darme cuenta. En cada una de estas etapas, la fiesta de San Alberto ha representado una oportunidad única para participar en ceremonias importantes, como la entrega de premios y la conmemoración de jubilaciones, eventos que simbolizan el reconocimiento y la celebración de los logros académicos y profesionales dentro de nuestra comunidad y en los que, año tras año, he tenido la oportunidad de reencontrarme con colegas y compañeros ya que, a pesar de compartir el mismo centro y departamento, las exigencias del día a día a menudo dificultan encontrar momentos para conversar y reconectar. Por ello, la Fiesta de San Alberto se ha convertido en un espacio valioso para fortalecer esos lazos, intercambiar experiencias y compartir tanto logros como desafíos.

Entre los profesores de mis años de juventud estaba José Rafael García-Bermejo Giner, conocido por todos como Coti. Fue él quien me enseñó a programar. Un maestro con todas las letras, que despertó en mí la ilusión por la Informática y al que debo gran parte de mi desarrollo académico y profesional, pues fue mi director de tesis. Ayer recibió el cariño de toda la facultad, y en especial del Departamento de Informática y Automática, por su jubilación. ¡Cuánto se te echa de menos!
Además, fueron homenajeados otros dos grandes profesores: Quintín Martín, de Estadística; y Cándido García de María, de Química, y también lugar la imposición de insignias a los titulados que obtuvieron los mejores expedientes de grado el curso pasado. Mi más sincera enhorabuena para todos ellos, han demostrado ser excepcionales como también lo son los alumnos reconocidos, entre ellos tengo que destacar a José Antonio Cordón, premio extraordinario por el grado en Informática de Salamanca y de Castilla y León que forma parte de la plantilla de investigadores del AIR Institute.

Y para terminar una conferencia excepcional sobre “Las Matemáticas de hoy y su futuro”, impartida por Daniel Hernández Ruipérez, exrector de la Universidad de Salamanca y catedrático de Geometría y Topología, además de buen amigo después de formar parte de su equipo durante los cuatro años que desempeñé funciones como vicerrector de Investigación y Transferencia.
¡Viva San Alberto!