Investigación colaborativa con empresas: el nuevo reto

La semana pasada organizamos en la Universidad una reunión informativa para analizar las posibilidades de financiación de la investigación con empresas. Quienes lleven más de 10 años trabajando en el desarrollo de proyectos científicos saben cómo ha cambiado el modelo de subvenciones de la I+D en España.

Venimos de un sistema en el que el grueso de las convocatorias se orientaba a financiar proyectos de investigación 100% públicos, en los que intervenían los grupos de universidades y organismos de investigación (OPIs), a través de ayudas directas no reembolsables.  Pero desde hace unos años el modelo ha cambiado de forma importante, primando los créditos a bajo o nulo interés para proyectos en los que colaboren las administraciones públicas con las empresas privadas, que son las que reciben las ayudas.

El cambio, en consonancia con las políticas europeas, tiene como objeto promover el crecimiento de la I+D privada, que en España no alcanza las cifras de volumen y desarrollo del resto de la UE. Para ello se han fomentado las convocatorias en las que los beneficiarios son empresas que subcontratan a grupos de investigación de universidades y OPIs.

Toca jugar en un nuevo escenario en el que hay que hacer buena investigación y asociarla al sector productivo desde el origen. Y es mejor situarse entre los pioneros que esperar a ver qué hacen los demás.

En mi reunión con los investigadores de la Universidad de Salamanca, les expliqué los mecanismos de financiación a nivel regional, nacional y europeo bajo el título de “Oportunidades de financiación para proyectos colaborativos con empresas”. Y es así como hay que verlo: Una oportunidad para financiar la investigación que hacemos y la que queremos hacer. Y no solo en el campo de las Ciencias Aplicadas, sino en las Ciencias Sociales, las Humanidades y el resto de disciplinas, donde también hay empresas a las que puede interesar financiarse y obtener una ventaja competitiva a través de la I+D.

Hay muchos recursos en juego. Las administraciones han derivado el grueso de las ayudas a este sistema, en el que los investigadores tienen no solo que desarrollar buenos proyectos, sino que es preciso contar desde el origen con la colaboración privada.

Por ejemplo, la Agencia de Innovación, Financiación e Internacionalización Empresarial (ADE), dependiente de la Junta de Castilla y León, tiene abierta una línea de ayudas para proyectos de investigación industrial y desarrollo experimental por valor de 10 millones de euros en concurrencia no competitiva. Y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), que forma parte del Ministerio de Economía y Competitividad, financia proyectos de I+D empresarial en consorcio con ayudas que pueden alcanzar los 20 millones a través del Programa CIEN.

Hablamos sobre estas y otras convocatorias que están abiertas ahora mismo, más de 50 contando con las europeas, que están agrupadas en torno al Programa Horizonte 2020. Analizamos cómo se gestionan, los puntos clave, las características de algunas de ellas, los mecanismos para la búsqueda de socios, los gastos financiables, el papel de las empresas, la justificación de los gastos… Hubo varias intervenciones, que demostraron el interés por conocer más sobre estos mecanismos de financiación.

A los científicos nos gusta investigar. Es una obviedad que no oculta la necesidad de aplicar los mejores mecanismos de gestión para:

  1. Presentar buenos proyectos que se ajusten a las convocatorias
  2. Administrar los recursos y la relación con los miembros del consorcio
  3. Entregar los resultados y justificar los gastos

Pero para ello no estamos solos. La Universidad ofrece la ayuda y el asesoramiento de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) y la Agencia de Gestión de la Innovación. Y algo que también es muy importante: la experiencia de los grupos que ya están trabajando con este modelo, a los que avalan las cifras. Un ejemplo: Solo en el Programa Estatal de I+D+I orientada a los Retos de la Sociedad (conocida como RETOS), el número de proyectos concedidos a grupos de la USAL se ha duplicado en dos años, y también la financiación.

Por otro lado, el crecimiento del Parque Científico de Villamayor, con más de medio centenar de empresas instaladas de diversos ámbitos, es el espacio perfecto para buscar socios empresariales con los que participar en proyectos de este tipo, ya que son compañías que hacen de la innovación su motor de crecimiento, y mantienen una relación de colaboración con nuestra Universidad.

Como investigador he tenido la posibilidad de liderar algunos proyectos a través de este nuevo modelo. No digo que sean sencillos, lo que digo es que son asumibles, y en muchos casos se trata de la única posibilidad de financiar las actividades de I+D con fondos públicos. Por eso me parece determinante conocer lo que hay y poner en marcha propuestas. Hay oportunidades, hay recursos, y hay empresas dispuestas a colaborar con nosotros para lograr mejorar sus productos y servicios a través de la investigación aplicada.

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Noticia publicada en El Norte de Castilla
Noticia publicada en La Gaceta
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Juan Manuel Corchado

Catedrático, Área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, Departamento de Informática y Automática de la Universidad de Salamanca.


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